De la física de partículas a la detección de cardiopatías prenatales con IA; de la formación de los planetas al uso de la robótica educativa, seis mujeres dedicadas a la investigación en Chile coincidieron en el Congreso Futuro, donde procuraron acercar al gran público los alcances de un trabajo que habitualmente no tiene gran resonancia en los medios. También, consultadas por La Tercera, abordaron los desafíos disciplinares y los sesgos de género, que no dejan de estar presentes en sus respectivos ámbitos.
Barbarita Lara, académica de Ingeniería UNAB: “Lo que estoy buscando es salvar vidas”
La vida de Barbarita Lara dio un vuelco inesperado en 2022. Con un embarazo de nueve meses, la ingeniera civil informática trabajaba en un nuevo proyecto mientras esperaba a su segundo hijo. Max nació en octubre, aparentemente sano, pero en la última revisión los médicos descubrieron una cardiopatía congénita. “Me dijeron que el niño estaba con 50% de saturación de oxígeno en la sangre, y si no resistía un medicamento podía morir. A los 15 días lo operaron a corazón abierto. Gracias a Dios está bien. Él es un milagro, y me conectó con hacer tecnología con propósito”, cuenta.
La académica de Ingeniería UNAB, creadora del SIE, un revolucionario sistema de información de emergencia que se transmite por ondas de radio, Lara fue reconocida por el MIT como una de las innovadoras sub 35. CEO de Emercom, “mamá inventora, girosintornillos”, tras el nacimiento de Max reorientó su trabajo: “¿Para qué estamos acá? ¿Para qué tanta inteligencia artificial? Es para sanar, es para prevenir”, dice. Actualmente, con su equipo de la UNAB trabaja en “una plataforma de IA que permite detectar las cardiopatías congénitas de forma prenatal, para que nadie pase lo que nosotros tuvimos que vivir”, cuenta. “La tecnología actual permite detectar un 30% de cardiopatías prenatales, con la IA puede subir al 95%”.
Igualmente, trabaja en el desarrollo de gemelos digitales “para tener, por ejemplo, el clon de tu corazón y tu patología y poder simular qué va a pasar con un procedimiento sin tener que hacer ese procedimiento para reducir el riesgo médico”.
“Cuando la IA se enfoca en hacer el bien, es muy potente. Pero una IA descontrolada puede hacer mucho daño. Tenemos que tener esta conversación, ver los problemas y no quedarnos con el miedo. La tecnología salvó la vida de mi hijo, yo tengo esperanzas; podemos usar la creatividad y la innovación para sanar a otras personas. Lo que yo estoy buscando es que podamos salvar vidas”, dice.
La investigadora ha sido una gran impulsora de la participación de mujeres en las carreras STEM. “Siento que todas las carreras en el futuro van a ser STEM. De alguna manera van a tener ciencia, tecnología, ingeniería, matemática, lo que es muy bueno. Todavía hay desigualdad de género en la ciencia, pero veo cómo más mujeres se están integrando. Y eso es muy bueno, no solo porque sean mujeres, sino porque mientras más diversidad hay, mejores soluciones vamos a encontrar”.